miércoles, 10 de enero de 2018

JULIACA ¿AVANZA?

¿CÓMO ES VIVIR EN JULIACA,
LA 'CIUDAD PERUANA DE LA BASURA'?
RUSSIA TODAY RT 10 ene 2018
L
os activistas peruanos denuncian que la contaminación en la capital de la provincia de San Román se agrava cada año por las 200 toneladas de basura que el Gobierno municipal arroja en un predio al aire libre en plena zona urbana.
Por culpa de la falta de gestión ambiental de las autoridades, los residuos se vierten en en plena calle en la ciudad peruana de Juliaca, causando altos índices de insalubridad. De cara a las elecciones municipales y regionales de este año, los residentes esperan que la situación cambie. Mientras, les queda solo contar cómo es vivir en la que llaman 'la ciudad de la basura'.
Desde 2007 el Gobierno municipal arroja más de 200 toneladas de basura en un predio al aire libre en una zona urbana. La situación sanitaria es de emergencia y los residuos no tienen ningún tipo de tratamiento. Los vecinos, hartos de las excusas del Gobierno, cerraron el predio durante dos meses, pero las autoridades lo reabrieron por la fuerza. Ahora prometen cambiarlo de lugar, pero nadie sabe ni cuándo ni cómo.


Una de las ciudades más importantes del Perú
Con su caos de tránsito y sus calles repletas, Juliaca es una de las ciudades más importantes del Perú. Ubicada al sur del país es conocida desde siempre como 'la ciudad de los vientos'. Aunque desde 2007 es más bien 'la ciudad de la basura'… combinación que no tardamos en comprobar.
"Un tornado de basura que es increíble que se pueda dar. Y esto va a dirigido a distintas urbanizaciones. Juliaca se caracteriza porque es 'la ciudad de los vientos' y estos residuos sólidos van a parar a otras viviendas, lo que perjudica las condiciones", lamenta este fenómeno el ingeniero civil especialista en medio ambiente Elliot Alarcon Apasa.
Estamos en Chilla, un área urbana situada a solo 15 minutos del centro, en la que desde 2007 se arrojan las más de 200 toneladas diarias de residuos sólidos de toda la ciudad. Situación ante la cual los habitantes denuncian a las autoridades.
"¡Es insoportable en este sector!"
"No se ponen a pensar como estamos viviendo a diario nosotros. Cómo viven nuestros hijos a diario, cómo comen los alimentos a diario en este sector, como se soportan los olores nauseabundos a diario. ¡Es insoportable en este sector!", nos dice Claudio García Choqueluque, presidente del Frente de Defensa Ambiental de Chilla.
Desde el municipio prometen la instalación de una planta de tratamiento de residuos moderna y alejada. Sin embargo no hablan de plazos, ya que dicen no encontrar todavía un lugar alternativo para trasladar el basurero. Y, aunque intentan justificarse, reconocen la falta de conciencia ambiental arrastrada durante años.
"Los gobiernos locales no le daban la importancia a nivel nacional al tema de residuos sólidos. Para nosotros era solución hacer un hueco y enterrarlo o dejarlo así. Entonces así ha ido creciendo Chilla. Pero también entendemos que la población de Juliaca es una de las que tiene un crecimiento exponencial acelerado", explica Arturo Orobo Canjel, gerente de Medio Ambiente de la Municipalidad de San Román.
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El agua, otro factor de alarma
El agua es otro de los factores de alarma. En este barrio donde no hay servicios, los baños son improvisados pozos en las veredas. Los desechos llegan hasta las napas, desde donde luego la gente extrae el agua para el consumo, aumentando el riesgo de infecciones. A pocas cuadras la Escuela de Chilla también sufre las consecuencias de la contaminación a causa de las basuras, en medio de la resignación de los alumnos y la impotencia de los docentes.
"¡Que se pongan a pensar en nosotros!", insiste José Ramiro Ramos, maestro de escuela de Chilla. "Nosotros somos tan seres humanos como ellos. Deberían de mirar un poco a los sitios que estamos abandonados. Fatalmente el Ministerio de educación nunca se ha dignado a ver estas situaciones", continúa.
Esta escuela de Chilla es uno de los mejores ejemplos del flagelo que vive esta comunidad por el desinterés y la desidia de las autoridades. En los lavabos del baño al que acuden los 150 niños y también los
profesores hay una letrina para profesores, otra para niñas y otra para niños. Y este agua que ahora está estancada (una sola canilla funciona) es la misma que utilizan para evacuar estas letrinas.
Al lado de estos baños, más residuos. Y, a pocos metros de allí, unos camiones tapan con tierra parte del basural, para evitar la descomposición al aire libre. Son hasta ahora el único logro concreto de la lucha vecinal. Escaso resultado para una situación desesperante en la que se juega a diario la salud de miles de personas.


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