domingo, 20 de agosto de 2017

LOS PUNEÑOS Y SU IDENTIDAD

LECTURAS INTERESANTES Nº 775
LIMA PERU            20 AGOSTO 2017
¿MESTIZOS, QUECHUAS O AYMARAS? 
DUDAS Y REAFIRMACIONES PARA UNA AUTOIDENTIFICACIÓN ÉTNICO-CULTURAL 
(*)
Por: Enrique Rivera Vela , Setiembre 2008
Difundido por La Casa del Corregidor. Puno

1.  INTRODUCCIÓN
  La presente investigación está orientada hacia la presentación y análisis de las categorías étnico-culturales que emplea la población de la ciudad de Puno-Perú para autoidentificarse. Para ello, se
realizó una investigación en esta ciudad donde, a diferencia con lo que ocurre en el resto del país, su población está conformada por descendientes de las antiguas poblaciones de quechuas aymaras, uros, además de la población citadina hispano hablante. Frente a esta realidad con frecuencia los descendientes de las poblaciones originarias prefieren emplear las categorías étnicas “quechua”, “aymara” o “uro” para autoidentificarse, dejando de lado las categorías raciales “indígena” e “indio” que los “otros” integrantes de la sociedad suele emplear para identificarlos, por considerarlas una creación de los grupos de poder y sus descendientes que gobiernan el Perú desde los años de la colonización, y por ser categorías peyorativas; sin embargo, es común que los hijos de “quechuas” o “aymaras” que viven en la ciudad prefieren considerarse como “mestizos”. Queda claro que las categorías “indígena” e “indio” son empleadas de manera despectiva, aunque en el discurso oficial del Estado Peruano, constantemente se hace uso de la categoría “indígena” para referirse a las poblaciones de los pueblos originarios del Perú.
  Además de la revisión bibliográfica y de la conversación con jóvenes y adultos  residentes en la ciudad, para los fines de la investigación se realizó una encuesta[1] a 130 personas cuyas edades fluctúan entre 18 y 72 años, la mayoría de encuestados[2]  manifestaron seguir estudios superiores o se trataba de gente profesional.
2.  CATEGORÍAS ÉTNICO-CULTURALES DE AUTOIDENTIFICACIÓN
    Desde hace unas décadas, la antropología ha dejado de lado las discusiones sobre la clasificación racial de la población, motivado por la carga discriminatoria que el tema conlleva y por  considerar que las diferencias entre seres humanos no está dada por cuestiones raciales, pero sí por cuestiones culturales. Sin embargo, no se puede negar que el racismo es aún un fenómeno latente en todo el mundo, y en Latinoamérica, tal vez  el Perú es uno de  los países donde existe mayor prejuicio racial pese a ser un país donde predomina el mestizaje racial y cultural.
   Puno es uno de los departamentos del sur andino peruano con fuerte presencia de población descendiente de los antiguos pobladores que habitaron estas tierras antes de producirse la invasión española, por tanto se puede afirmar que la cultura que se desarrolla en la localidad, está impregnada de elementos y valores tradicionales provenientes de las culturas originarias quechua y aymara, sin dejar de lado otros elementos culturales propios de occidente, que en un mundo globalizado, se han extendido por todos los rincones del planeta.
DREYER Capachiqueñas en combi
  La población de la ciudad de Puno está conformada, principalmente, por migrantes e hijos de migrantes procedentes de las zonas rurales del departamento, que se instalan en la ciudad  con toda su familia y,  en otros casos, envían a sus hijos para que sigan estudios superiores en la ciudad, muchos de los cuales, una vez culminado sus estudios, prefieren quedarse en la ciudad, migrar a otra ciudad, y pocas veces regresar a  sus lares de origen. Pero a la vez un buen número de población puneña, según los datos de los dos últimos censos realizados en el Perú (1981 y 1993), tiende a emigrar a otras ciudades en busca de mejores oportunidades para su desarrollo personal y familiar, de esta manera hacia 1993 los cinco  departamentos que han recibido mayor cantidad de migrantes puneños son: Arequipa (27 511), Lima-Callao (18 011), Tacna (9 566), Moquegua (5 579) y Cuzco (5 176).
  Aunque la presente investigación está referida solamente a la manera como se autoidentifica la población de la ciudad de Puno en la actualidad, es necesario mencionar un artículo escrito por Rodrigo Montoya (1986) en el que presenta un amplio listado de categorías utilizadas por los campesinos y los terratenientes del altiplano peruano y de los andes en general, con las que se perciben recíprocamente; según dicho artículo “Cuando los aymaras del altiplano peruano hablan de sí mismos se llaman qaqe (hombre, gente)” mientras que  “Los quechuas se llaman a sí mismos runa, natural”; de otro lado, las categorías utilizadas por los terratenientes  para referirse a los campesinos cuando éstos no están presentes son: “indio, cholo, unu qaqe (gente del perro), indígena, aborigen”; y, cuando  están  frente a ellos  los llaman: “hijo, hija, hombrecito, mujercita”.
   Con la finalidad de conocer la autoidentificación étnico-cultural  de la población, se formularon dos preguntas: la primera de ella fue ¿con qué categoría racial se autoidentifica?[3] Una vez elegida una de las alternativas, el/la encuestado/a debía responder por qué se autoidentificaba con dicha categoría, los resultados obtenidos son presentados en el siguiente cuadro.

CUADRO Nº 1
¿Con qué categoría racial se autoidentifica?

 HOMBRES %
 MUJERES  %
 TOTAL %
BLANCO
 -
 2.0
  0.8
CRIOLLO
  8.8
 4.0
  6.9
MESTIZO
47.5
56.0
50.8
INDIO
12.5
  8.0
10.8
INDÍGENA
21.3
12.0
17.7
OTRA*
  7.5
14.0
10.0
NINGUNA
  2.5
  4.0
  3.1
TOTAL
   100.0 %
  100.0 %
  100.0 %
Fuente: Elaborado por el investigador
* Categorías como: cholo, campesino, andino o nativo

  Los resultados del cuadro, muestran que del total de encuestados/as, la mitad (50.8%) se autoidentifica como mestizo/a, con el 17.7%  se encuentran quienes se autoidentifican como indígena, un 10.8% como indio/a, el 6.9% como  criollo/a, sólo el 0.8% como blanca[4]; de otro lado, el 10.0% no se identifica con ningunas de las categorías propuestas, ellos/as prefieren autoidentificarse como cholo/a, campesino/a, andino/a o nativo/a. También se observa  que el  3.1%, no se identifica con categoría alguna, pues opinan que ya no se debe hablar de cuestiones raciales “porque todos somos iguales”.
  La segunda pregunta fue:  De las siguientes categorías ¿con cuál de ellas se identifica más? De igual modo que la anterior, también  se debía responder el porqué de dicha elección, los resultados  se presentan en el cuadro N° 2:
CUADRO N° 2
De las siguiente categorías ¿con cuál de ellas se identifica más?

HOMBRES %
MUJERES %
TOTAL %
INDIO
  6.3
-
  3.8
INDIGENA
12.4
 12.0
12.3
QUECHUA
48.8
54.0
50.8
AYMARA
26.2
24.0
25.4
NINGUNO
  5.0
  4.0
  4.6
OTRA
  1.3
  6.0
  3.1
TOTAL
 100.0 %
  100.0 %
  100.0 %
Fuente: Elaborado por el investigador

  Los resultados de este cuadro, permiten sostener que al menos tres cuartas partes de los entrevistados (76.2%), se autoidentifican con una categoría étnica: el 50.8% como quechua y el 25.4% como aymara; los/las demás optaron por autoidentificarse como indígena (12.3%), o como indio/a (3.8%).  Con ninguna de las categorías antes mencionadas  el 4.6% y el 3.1%  menciona otra categoría (puneño, andina).
   Comparando ambos cuadros, se observa que la mitad de  encuestados se autoperciben como mestizos/as[5]; así mismo se observa, también, que frente a las categorías étnicas, la mayoría prefiere autoidentificarse o como quechua o como aymara, al menos así se puede constatar en algunos de los testimonios  recogidos:
“Por el decir de mi padre que sus papás fueron herederos de mestizos españoles”, al responder la segunda pregunta, el encuestado muestra identificación con lo aymara:  “me identifico porque sus usos y costumbres son similares con los mestizos (varón, 53, superior, Juli, castellano-aymara).[6]
“Considero que hay una mezcla de razas”,  luego indica su identificación con lo  quechua:  “Por el idioma y porque mi familia pertenece a la zona   quechua de Puno” (mujer, 22, superior, Capachica, quechua).
  En otros testimonios se observa que el mestizaje se da, también, porque uno de   los padres es de procedencia aymara y el otro de procedencia quechua; en este caso como en el que le sigue, además de mostrar una autoidentificación como mestizo, lo hacen como indígena:
“Porque mis padres son de diferentes lugares uno es quechua y mi madre aymara por eso me considero mestizo”, frente a la siguiente pregunta  escogió lo indígena: “porque mis padres no son  de la ciudad son de la zona indígena”  (varón 19, superior, Puno, castellano).
“Porque con la conquista de los españoles pasamos a ser de indios, quechua y aymaras a indígenas, uniéndonos a todos en una palabra que marcó nuestra vida” (mujer, 40, superior, Puno, quechua).
 Al parecer son las mujeres quienes además de considerar la mezcla racial, atribuyen su condición de mestizaje de acuerdo a sus apellidos de origen español, o por pertenecer a familias dueñas de grandes propiedades en la localidad, no obstante, cuando se les formuló la segunda pregunta, hicieron alusión a sus orígenes étnicos:
Ancianas aimaras. MONTUFAR

“Porque mis padres proceden de grandes apellidos como son Paniagua y Miranda”. Al responder la siguiente pregunta optó por identificarse con lo quechua porque: “Mis padres proceden de los aymaras y quechuas” (mujer, 29, superior, Puno, castellano).
“Porque mis padres tienen propiedades (haciendas) y por eso la gente nos dice que somos mistis, pero no solo por eso sino porque no encaja la categoría indio o indígena en un aspecto racial”, luego indicó que se autoidentificaba más como quechua  por la siguiente razón: “Bueno me identifico más con lo quechua porque hablo quechua yo nací en la zona norte del departamento” (mujer, 28, superior, Azángaro, quechua).
  Recordemos que más de una cuarta parte de encuestados (28.5%) se autoidentifica como  indígena (17.7%) o como indio/a (10.8%) en una primera instancia; sin embargo, en la segunda pregunta disminuye al 16.1% quienes aún se autoidentifican como indígena o como indio/a, analicemos las razones. La mayoría de quienes se identifican como indígena hacen alusión a ser descendientes de los habitantes del antiguo Perú: “porque soy descendiente de los Incas” (varón, 35, secundaria, Puno, quechua),  idea que varía al presentarle la categoría quechua con la que también se identifica: “porque mis padres fueron quechuistas y hablo quechua”. Un caso similar es el de una mujer de 26 años que se autoidentifica como indígena “porque es en la categoría que han clasificado a los peruanos que son de comunidades o que tienen esa condición”; pero, al presentarle categorías étnicas se encuentra en una disyuntiva por ser hija de  padres quechuas y aymaras, por lo que afirma sentirse andina:  “Me identifico como andina ya que soy aymara y quechua debido a que mis padres son aymara y quechua, por lo tanto también yo lo soy, sumado a ello la procedencia de  mi comunidad” (superior, Arica, castellano).
    
MEJIA. Quechuas en capacitación
Entre quienes se autoidentifican como indios lo hacen por ser hijos de quechuas y/o aymaras: “porque mi padre y mi madre son indios aymaras de nacimiento“; sin embargo, al leer las categorías étnicas, eligieron una de ellas, en este caso aymara: “porque mi lengua materna es el aymara” (varón 18, superior, Puno, castellano-aymara). De otro lado entre los encuestados con menor nivel de estudios también se observa una mayor identificación con la categoría indio, y en algunos casos, sus respuestas muestran el carácter despectivo del término: “porque somos del campo nos ponen ese apodo”, así mismo se autoidentifica como quechua: “porque somos de esa gente y somos campesinos” (mujer, 54, primaria, Puno, quechua).
   Entre quienes no se identifican con ninguna de las categorías propuestas (blanco, criollo, mestizo, indio e indígena), indican otra como  nativo o campesino, y al presentarle las categorías étnicas, la mayoría prefirió autoidentificarse con una de ellas, este es el caso de un varón de 25 años que se autoidentifica primero como nativo, para luego  afirmar ser aymara  “porque nací, me crié, vivo y pienso morir por mi nación aymara” (superior, Puno, aymara). En otro caso un encuestado afirma ser campesino: “porque soy descendiente del hombre que vive en el campo, que se dedica a la actividad agrícola, ganadería bajo las diferentes costumbres y tradiciones andinas”, para luego mostrarse como aymara: “porque soy hablante de la lengua aymara y cuasi conocedor de sus costumbres y cultura tradicional “ (varón, 22, superior, Huacullani, aymara).
Mistis
    De los pocos casos en el  que el/la  encuestado/a se autopercibe como  criollo/a se debe al hecho de haber vivido  una temporada en alguna ciudad de la costa y/o porque uno de sus padres no es natural del departamento de Puno, este es el caso de un varón de  32 años de edad, nacido en Juliaca, él sostiene ser criollo porque  “he crecido en la costa“, por ello no se identifica con ninguna categoría étnica, no obstante reconocer que su madre es natural de Puno.
     Con los resultados de ambos cuadros, además de las conversaciones que se tuvo con personas del lugar, es posible afirmar que desde épocas coloniales, las categorías que ha empleado la sociedad mayor para identificar a las poblaciones del interior del país, sobre todo de la zona de la sierra,  son “indio”, “indígena” o “serrano”, categorías que conllevan una fuerte  carga peyorativa y discriminatoria; como respuesta de rechazo a dicha categorización, en la actualidad la población de la ciudad de Puno, emplea  con mayor frecuencia las categorías étnico-culturales quechua o aymara para autoidentificarse, generándose, de esta manera, un renacer y reafirmación étnico entre la población citadina puneña.
3. ¿MESTIZOS, QUECHUAS O AYMARAS? Dudas y reafirmaciones para una autoidentificación étnico-cultural
  Los resultados de ambos cuadros permiten afirmar que la mayoría de encuestados en una primera instancia se autoidentifican con la categoría racial mestizo, mientras que luego de mostrarles las categorías étnicas, prefirieron elegir una de ellas: quechua o aymara. Frente a esta información valdría preguntarse ¿cómo se perciben a sí mismos  los habitantes de la ciudad  de Puno?  ¿Cómo mestizos, quechuas o aymaras? Los titubeos y dudas que mostraron algunos de los/las encuestados/as, permite sostener que a pesar que se observa una fuerte autoidentificación como integrantes de un grupo étnico, al menos el 50% se considera como mestizo/a, expresando de esta manera, la carga discriminatoria que acarrean las categorías “indio” e “indígena” que son  las más próximas a  “quechua” y “aymara”. Recordemos que el mestizaje no sólo se expresa  por el cruce racial de una población, en muchos casos  lo
Bandera aimara
que está más presente es un mestizaje cultural, este parece ser el caso de algunos encuestados que se consideran como mestizos/as, tal vez por haber asumido las formas culturales de la población citadina: idioma, estudios, vestido, alimentación, e inclusive algunas costumbres, pues muchos/as reconocen tener un idioma nativo como su idioma materno, y al señalar la procedencia de sus padres, hicieron referencia a zonas rurales quechuas o aymaras del departamento.  
      Pero qué es “indio” y qué “indígena” en el Perú, si bien es cierto como señala Albó (1995) “indio” es una categoría socio-étnica utilizada equívocamente por los europeos para nombrar a las poblaciones de los nuevos territorios descubiertos, creyendo que habían llegado a las Indias Orientales, con el pasar de los años  se convirtió en una categoría que indicaba inferioridad racial y cultural en relación a “ellos”, idea muy extendida hasta nuestros días. De otro lado, la categoría “indígena” que sirve para referirse a las poblaciones descendientes de los antiguos habitantes que vivían en los territorios invadidos por los europeos, también está cargada de connotaciones despectivas y peyorativas. Ambos categorías con la que los europeos y sus descendientes identificaron a los descendientes de los antiguos pobladores de las tierras que invadieron, fueron construidas bajo la idea de superioridad racial y cultural europea occidental, y plasmadas a través del trato inhumano y la explotación al que fueron sometidas las poblaciones indígenas, nativas u originarias de estas tierras; estas ideas son las que se nos ha impuesto e inculcado de manera oficial, informal y cotidiana, es la idea con la que los peruanos hemos crecido y nos han socializado, de allí la poca identificación que la población suele tener hacia las categorías que delaten ser originario de estas tierras.
    ¿Y qué con lo quechua y lo aymara? ¿Acaso no son categorías étnicas a las que también se les suele considerar como inferiores? Es cierto que históricamente todos los grupos étnicos minoritarios, luego de la invasión española, fueron considerados como inferiores, idea muy difundida hasta épocas recientes; no obstante, lo que está sucediendo en las últimas décadas es más alentador de lo que se esperaba, como producto de la expansión indiscriminada del sistema capitalista occidental, la globalización del  mundo, así como la universalización de nuevas ideas como el respeto a los derechos humanos y a las minorías sociales,  hoy en día  muchos grupos étnicos, antes invisibivilizados por la sociedad mayor, ahora están siendo visibilizados y, reclaman por el respeto a sus particularidades y que les permitan desarrollarse en este mundo globalizado sin necesidad de asimilarse del todo a las exigencias del mundo capitalista occidental, de allí que en todo el mundo  se observa un renacer de las identidades étnicas y culturales de las poblaciones originarias, fenómeno que también empieza a observarse en el Perú.
  A pesar que las minorías étnicas en el Perú aún no logran tener la representatividad ni la fuerza que sí la tienen sus similares de Bolivia y Ecuador,  los esfuerzos que realizan las instituciones que buscan sus reivindicaciones, ya sean ONGs,  iglesias, asociaciones conformadas por ellos mismos, instituciones de enseñanza y hasta instituciones estatales como gobiernos regionales, municipios y otros, están permitiendo generar mayor autoestima a través del reconocimiento y/o fortalecimiento de sus identidades culturales; de otro lado, fenómenos como los medios de comunicación, las migraciones, el sistema educativo oficial,  la tendencia globalizadora de la cultura occidental, además de los  compromisos políticos e intereses particulares en los que se encuentran comprometidos algunos de sus dirigentes, se presentan como perturbadores para el logro de una mayor identificación étnica que les permita emprender proyectos reivindicativos comunes, o  la conformación de movimientos étnicos sólidos.

   Como ya se indicó, en la ciudad de Puno, a pesar que un buen sector de la población se autoidentifica como “mestizo”, es más fuerte la autoidentificación como “quechua” o “aymara”, tal vez por la fuerte presencia de las mencionadas culturas en estos territorios o porque, así lo esperamos, realmente se está generando un renacer y una reafirmación étnico-cultural en su población. De otro lado, en entrevistas informales sostenidas con  pobladores de la localidad, y al referirnos a la  identidad nacional, la mayoría respondía que más que peruanos se sentían quechuas o aymaras, las razones que daban a tal afirmación, eran por el hecho de haber nacido en estos territorios, por tener como idioma materno una lengua nativa, por haberse criado en un hogar de padres  de dicha procedencia y por no sentirse representados por quienes deciden el destino del país.
   Finalmente, lo que aún no queda claro es si esta fuerte autoidentificación hacia los grupos étnicos de procedencia, está motivado por una tendencia universal, por el contexto en el que viven y porque se está generando un verdadero sentir étnico, pues aunque me falta información para comprobar el siguiente supuesto, se tiene conocimiento que algunos migrantes puneños una vez que logran establecerse en otras ciudades, en el mejor de los casos suelen identificarse como puneños, dejando de lado las categorías étnicas, si es que acaso, no optan por asumir otras identidades regionales ocultando sus orígenes étnicos a través de un blanqueamiento y/o mestizaje, social y cultural. Si ser quechua o aymara, es percibido como algo natural en la ciudad y en el departamento de Puno, en la percepción de muchos pobladores de la sociedad mayor, sobre todo en las ciudades de la costa y en la capital de la república, ser puneño o de otra región de la sierra peruana, así como ser quechua o aymara, es ser indio, indígena o serrano con toda la carga discriminatoria que los términos conllevan.  
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BIBLIOGRAFÍA
ALBÓ, Xavier
1995    El resurgir de la identidad étnica: desafío prácticos y teóricos. En: “De Palabra y Obra en el nuevo Mundo”. España: Siglo XXI  Editores S.A., p. 409-438.
1988    Introducción. En: Xavier Albó (compilador), “Raíces de América: el mundo
aimara”. Madrid: Alianza editorial.
DEGREGORI, Carlos Iván
1993    Identidad Étnica, Movimientos Sociales y Participación Política en el Perú.
En: “Democracia, Etnicidad y Violencia Política en los Países Andinos”:
Jornadas de Politología. Lima, p.113 -133.
FUENZALIDA, Fernando
1992    La cuestión del mestizaje cultural y la Educación  en el Perú de nuestros
días. En: “Anthropologica” N° 10. Lima: PUCP, p. 9-25.
JACOB, Jean-Pierre
1986    Producción de la Identidad y Poder en el Perú. En: “Identidades  Andinas y
Lógicas del Campesinado”. Lima: Mosca Azul Editores, p. 205-215.
GRANADOS, Manuel
2000    Los Andinos y el Racismo en el Perú. 3ª edición. Lima: Byte Ediciones.
MANRIQUE, Nelson
2003    La Mayoría invisible. Los indios y la cuestión nacional. En: “El Tema
Indígena en Debate. Apo rtes para la reforma constitucional”. Lima:
Impresiones Fimart S.A.C., p. 87-106
MONTOYA, Rodrigo
1986    Identidad Étnica y luchas Agrarias en los Andes Peruanos. En: “Identidades y Lógicas del Campesinado”. Lima: Mosca Azul Editores, p.247-277
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NOTAS:
(*) Trabajo presentado en la XXI Reunión Anual de Etnología - 2007. Museo Nacional de Etnología y Folklore (MUSEF) de Bolivia. Agosto, 2007.
Publicado en: Antropología: Revista de Investigación, Análisis y Debate. Puno, Perú: UNA- Escuela Profesional de Antropología, 2007. Nº 4. Pp. 47-55.
[1] La encuesta se realizó en el mes de marzo del 2005, con el apoyo de estudiantes del octavo semestre de la carrera profesional de Antropología de la UNA-Puno, como parte del Seminario de Etnicidad e Identidad impartido en dicho semestre.
[2] La encuesta se aplicó a 80 varones y 50 mujeres. Sobre el nivel educativo: 58 varones cuentan con estudios superiores, 21 estudios secundarios y 1 con estudios primarios; entre las 50 mujeres, 37 cuentan con estudios superiores, 9 con estudios secundarios y 4 con estudios primarios.
Aunque la encuesta, además de los datos generales, sólo constaba de tres preguntas, causó ciertas incomodidades a algunos/as de los/as encuestados/as, sobre todo a las mujeres, por lo que no se pudo realizar igual número de entrevistas a ambos sexos. Todo hace suponer que hablar de raza y/o de etnicidad   en el Perú de hoy, sigue manteniendo viejos prejuicios.
[3] A pesar que esta investigación emplea la categoría étnico-cultural, fue necesario realizar la pregunta con el término “racial”, el mismo que ya no es utilizado por la antropología por su connotación discriminatoria. Si se hubiese empleado la categoría “étnico-cultural”, de seguro hubiese existido mayores confusiones entre los/las encuestados/as.
[4] El único caso de autoidentificación como blanco, fue de una mujer de 19 años de edad natural de Puno, con padres de Arequipa y Puno.
[5] En el Perú el mestizaje está presente por doquier, no sólo el mestizaje por el cruce de los españoles con los descendientes de los Incas, sino el mestizaje que se ha producido por el cruce de poblaciones de diversos lugares, pues recordemos que además de los descendientes de los pueblos originarios del Perú, la inmigración europea, asiática y africana, ha motivado que en el Perú actual lo “mestizo” sea lo predominante.
En el caso de la  población puneña el mestizaje se ha producido entre los descendientes de españoles con población de los pueblos originarios; pero, también, existe un mestizaje producto de las uniones de  población aymara con población quechua.
[6] Para todo los casos, cuando se presentan los testimonio de los/las  entrevistados/as, serán identificados/as por género, edad, nivel educativo e idioma materno.
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Luis Enrique Rivera Vela (Puno, 1966) es Antropólogo, realizó sus estudios en la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, en el 2003 obtuvo el grado de Magíster en Antropología en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Actualmente es docente de Pre-grado y de Maestría en la Universidad Nacional del Altiplano de Puno. Como especialista en temas de antropología de la religión, identidad cultural e interculturalidad ha participado como ponente en seminarios, congresos y foros nacionales e internacionales. El trabajo con el que amablemente colabora permite conocernos mejor y al hacerlo, interactuar con también mejores perspectivas de futuro y desarrollo.

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