viernes, 26 de febrero de 2016

COYUNTURA POLITICA PERUANA

LECTURAS INTERESANTES Nº 685
LIMA PERU           26 FEBRERO 2016

GUZMAN COMO ESPERANZA SANITARIA
César Hildebrandt
Tomado de “CÈSAR HILDEBRANDT EN SUS TRECE” Nº 288, 26FEB16, p. 11
Julio Guzmán está en carrera. El teatro se ha perdido una nueva gran actuación y las elecciones han recuperado a un insólito protagonista.
Eso está bien, aunque para llegar a este desenlace las autoridades electorales hayan hecho el ridículo fabricando resoluciones ininteligibles, contradiciéndose a sí mismas v entre ellas y dando un espectáculo de abogaduchos ávidos de cámaras.
Lo esencial es que el pintoresco Jurado Electoral Especial de Lima ha tenido que dar marcha atrás debido a la presión social y a los mandatos de la encuestocracia. El moralismo formalista del JEE debió pronunciarse en noviembre pasado. Hacerlo ahora era no sólo tardío sino provocador. Todo el proceso demuestra que hay algo fundamental a corregir en la ley electoral. No es posible que los peruanos nos creamos la historia de que partidos adefesieros como el del señor Flores Aráoz cumplen con los requisitos dispuestos por la ley pertinente. No es verosímil que haya 19 "organizaciones" partidarias dignas de competir en estas elecciones. Parece como si el JNE alentara la dispersión, el entretenimiento y la promiscuidad.

Al señor Guzmán se le ha perdonado haber violado normas que tienen que ver con la democracia interna del partido inventado que lo acogió. Pero la farsa consiste en suponer que en un visible no-partido como Todos por el Perú habrá asambleas de verdad, delegados surgidos de la elección, decisiones colectivas.
Si las autoridades electorales aceptan engendros como el parrido de Guzmán, ¿cómo es que piden apego a una ley hecha para normar partidos serios? Todos por el Perú no es un partido. Es una ventana de oportunidad. Y a través de ella aguaitan -y esperan, salivando- gente como Baruch Ivcher y algunos directivos de 1a CONFIEP, aparte de cientos de miles de fieles e ingenuos que ven en el candidato a alguien capaz de airear el antro viciado de la política.
Son esos cientos de miles los que han doblegado al JEE. Y son esas masas, juntadas inicialmente por jóvenes amarrados a las redes sociales, las que creen que Guzmán sí puede impedir que la heredera de la peste fujimorista llegue a la presidencia de la república.
Que quede claro: el Perú se ha hecho de la vista gorda respecto de las ilegalidades del "partido" de Guzmán porque el candidato de Todos por el Perú es quien podría llegar a una segunda vuelta en igualdad de condiciones frente a la que fue primera dama de la mafia fujimontesinista.
De allí la furiosa reacción del vocerío fujimorista ante la decisión del JEE.
Están asustados. Porque resulta que un outsider sin grandes pergaminos, un astuto oportunista, un misterio envuelto en un enigma -o sea un Fujimori de los 90- les puede quemar el pastel. Y aquí había que anotar una diferencia en favor de Guzmán: aquel outsider de 1990, aquel que apoyó "La República”, y arropó Alan García como presidente, ya era probadamente un delincuente: sus desfalcos tributarios en la venta de 34 propiedades inmobiliarias fueron una prueba contundente aunque desoída. Y los que denunciamos esto tuvimos que irnos del país poco después de su ascenso al poder.
De modo que el fujimorismo sabe a qué se enfrenta. Lo que Guzmán tendría que hacer, desde ahora, sería emprender una campaña contra la amnesia nacional de la que se nutre la podre fujimorista. Tendrían sus asesores que recordar a toda la población que no vivió esa pesadilla cómo fue que el Perú se convirtió en escándalo y sus instituciones en mierda y su gobierno en una banda de forajidos mandados por un sujeto que terminó renunciando por fax y postulando al senado japonés en su condición de conciudadano del almirante Tojo.
El fujimorismo ha empezado a temblar. Y aunque a muchos no nos guste por lo que representa, Guzmán, empieza a ser una esperanza sanitaria. <>

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